Tú seguirás haciendo el camino con nosotros. Nos meteremos dentro de tu corazón fiel. Queremos decirle al Padre que sí con toda el alma. Decirle que sí a la pobreza que no hace libres, a la contemplación que nos hace luminosos, a la cruz que nos hace fecundos. Que experimentemos siempre tu presencia en nuestra vida. Que al bajar del cerro, cuando nos encontremos otra vez con lo difícil y lo triste, con lo alegre y lo esperanzado, oigamos siempre una voz que nos está diciendo desde tu corazón bondadoso y tierno:
“Aquí tienes a tu madre”.